No se lo vamos a atribuir a nadie, ni de nadie en concreto vamos a hablar, pero más de un nombre bien puede desfilar por nuestra intuición.
Hay una diferencia de carácter entre una persona que se considere como parte del Movimiento Nacional y Popular (o que se jacte de serlo, llanamente) y, pongamos por caso, un troskista (la comparación bien podría establecerse con un liberal o un pogre).
Hay una diferencia de carácter entre una persona que se considere como parte del Movimiento Nacional y Popular (o que se jacte de serlo, llanamente) y, pongamos por caso, un troskista (la comparación bien podría establecerse con un liberal o un pogre).
Esta diferencia tiene que ver con el acto de La Queja.
¿Cómo puede ser que haya tales que se digan nacional y popular y sin embargo tengan a bien quejarse? Charlatanes oportunistas. Tigres de papel que por temor se hacen amigos de sus enemigos, y viceversa. Traidores.
¿Acaso no lo entendieron?
¿Cómo puede ser que haya tales que se digan nacional y popular y sin embargo tengan a bien quejarse? Charlatanes oportunistas. Tigres de papel que por temor se hacen amigos de sus enemigos, y viceversa. Traidores.
¿Acaso no lo entendieron?
Salimos del infierno, pero pareciera que las huellas de la destrucción provocadas durante treinta años se fueron con el diario de ayer, y el desembarco del i-Phone nos trae un tiempo sin pasado, en donde nada hay para hacer. No hay ruinas, no hay restos, no hay un pueblo que se anima cada día más.
La queja es fagocitar.
La queja es: “yo de esto no soy responsable, arréglelo usted”.
La queja es: “que lo haga otro”.
Y mientras tanto, mirar la tele, cursar, dormir, etc, la vida. Pero siempre afuera, siempre impolutos y ajenos… poco nacionales.
Los troskos: se quejan en sus prensas, en sus afiches, en sus banderas, en sus manifestaciones unipersonales, en sus extranjerismos; según ellos no se quejan, “luchan”.
Los progres: cuando se quejan lo hacen en el café, con el almacenero, en el trabajo mientras leen “Clarín”, mientras esperan a que salgan los chicos del colegio; según ellos no se quejan, “charlan”.
Los liberales: según ellos no se quejan, sacan cuentas.
Los oligarcas: según ellos no se quejan; es cierto, no se quejan. Ellos hacen el lock-out, aunque les gusta decir “piquete verde”.
La queja es: “yo de esto no soy responsable, arréglelo usted”.
La queja es: “que lo haga otro”.
Y mientras tanto, mirar la tele, cursar, dormir, etc, la vida. Pero siempre afuera, siempre impolutos y ajenos… poco nacionales.
Los troskos: se quejan en sus prensas, en sus afiches, en sus banderas, en sus manifestaciones unipersonales, en sus extranjerismos; según ellos no se quejan, “luchan”.
Los progres: cuando se quejan lo hacen en el café, con el almacenero, en el trabajo mientras leen “Clarín”, mientras esperan a que salgan los chicos del colegio; según ellos no se quejan, “charlan”.
Los liberales: según ellos no se quejan, sacan cuentas.
Los oligarcas: según ellos no se quejan; es cierto, no se quejan. Ellos hacen el lock-out, aunque les gusta decir “piquete verde”.
El Ser Nacional y Popular, en su esencia destierra la queja, seguimos construyéndonos siempre.
No existe la queja (como mero testimonio del descontento o del “NO! Contra…!”), existe el reclamo, la puteada, la derrota. Pero no la queja.
De un hecho adverso, de una injusticia, de una muerte, siempre se puede reconstruir algo, siempre se puede hacer algo mejor. No puede uno quejarse de un gobierno elegido por la mayoría popular porque es ir en contra de las banderas nacionales y populares, es negarle al pueblo su decisión.
Y en todo caso, si existiera ese motivo fatal y catastrófico por el cual se emitieran las quejas, todos sabemos que lo que hay que hacer es arremangarse y ponerse a laburar, porque somos parte del mismo pueblo que se defiende.
De un hecho adverso, de una injusticia, de una muerte, siempre se puede reconstruir algo, siempre se puede hacer algo mejor. No puede uno quejarse de un gobierno elegido por la mayoría popular porque es ir en contra de las banderas nacionales y populares, es negarle al pueblo su decisión.
Y en todo caso, si existiera ese motivo fatal y catastrófico por el cual se emitieran las quejas, todos sabemos que lo que hay que hacer es arremangarse y ponerse a laburar, porque somos parte del mismo pueblo que se defiende.
Nosotros no nos quejamos, Militamos.
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