Ya la sola pronunciación de la palabra “aparato” denota una sonoridad machista. No por casualidad, en lenguaje suspicaz, se designa metafóricamente con esa palabra a la característica elemental del macho. En la política argentina el “aparato” está ligado al Conurbano y al peronismo en forma despectiva. Se lo difunde con la abreviatura “Pejota” que para los republicanistas más caucásicos destila una alta dosis estalinista. Hoy ha llegado a ser sinònimo de transa, de trampa, y de trueque de favores y divisas.El “aparato” es esa creación mecánica y estratégica en la que se supone militan intendentes, punteros, operadores, caudillos y gremialistas. Y clientes. En general clientes populares y con más vocación de asado de falda que de sushi. Ser involucrado con el funcionamiento del “aparato” estigmatiza. Y si en la anatomía machista cuanto más grande es más virtuoso parece, al revés, en la política cuanto más grande es, más corrupto y vil se lo sospecha. La intencionada leyenda le otorga al peronismo la desdeñosa exclusividad del “aparato”, siendo que por más grande que lo posea compite con otros aparatos de igual o más porte, pero que no han sido demonizados. Y estos son el aparato radical, el aparato económico financiero, el aparato rural y ganadero, el aparato concentrador de medios, el aparato clerical, y el aparato xenófobo: que es un aparato sutil inscripto en el lenguaje de la “mass media”y en el de los moralistas siempre indignados por la plebe Lo cierto es que nuevamente el aparato reaparece entre los efluvios del domingo pasado. ¿Qué va a hacer ahora el aparato? Se preguntan acusadores concentrando la aprensión en ese presunto monstruo de mil cabezas y mil guillotinadotes “peronchos”. No es que el monstruo no cargue su mala historia. ¿Quién no la tiene? Pero por qué no se preguntan qué no van a hacer todos los otros aparatos que he nombrado y que tienen ojivas nucleares y armas químicas. Y ya se andan probando el pijama todavía caliente del caído dándolo por muerto.Esos aparatos sí , que juntos, son “un monstruo grande y pisa fuerte”.
Carta abierta leída el 2 de Julio de 2009 en Radio del Plata.
Escrito por Orlando Barone
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